El Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas se reunió este miércoles para hablar una vez más sobre la situación de Haití, donde la violencia de las pandillas «se propaga a un ritmo alarmante» y el apoyo internacional para reforzar a la Policía Nacional se hace urgente, advirtió la enviada especial de la ONU para el país caribeño.
«La violencia alarmante en las zonas donde azotan las bandas, como la violencia sexual, en particular contra mujeres y niñas, es emblemática del terror que afecta a una gran parte de la población de Haití», dijo la ecuatoriana María Isabel Salvador durante su intervención en la reunión.
Salvador explicó que, en comparación con el primer trimestre de 2022, los incidentes como homicidios, violaciones, secuestros y linchamientos se duplicaron en el mismo periodo de 2023, que marca 1,647 hechos violentos.
En cuanto a la Policía Nacional, la nueva enviada especial del secretario general de la ONU, António Guterres, explicó que el número de agentes se redujo de 14,772 a unos 13,2
00 efectivos, por lo que señaló que se requiere un «apoyo internacional urgente».
«Necesitamos encontrar formas innovadoras de definir la fuerza para apoyar a la Policía Nacional Haitiana. Haití requiere asistencia inmediata para responder a la creciente violencia de las pandillas y desarrollar su Policía», dijo Salvador al Consejo de Seguridad.
Según la representante de la ONU, el «rápido deterioro de la situación» de Haití, que incluye la violencia sexual para aterrorizar a las poblaciones y niños entre las víctimas de asesinatos y secuestros, exige una respuesta internacional y retrasarla más puede causar un «efecto de contagio de la inseguridad en la región», puntualizó.
«Los haitianos no pueden esperar. Tenemos que actuar ahora», insistió Salvador a los miembros del Consejo de Seguridad, que, en general, se han mostrado favorables al envío de la fuerza internacional solicitada por la ONU, pero que sigue sin materializarse.
En octubre pasado, Guterres proponía establecer una «fuerza de acción rápida» que estuviera compuesta por militares de varios países, pero que actuara bajo el liderazgo de un tercer país y no bajo el respaldo de la ONU, sobre quien todavía pesa la sombra del despliegue de los «cascos azules» entre 2004 y 2017 y que se vincula con el brote de cólera que dejó a unas 10,000 personas muertas en Haití.
Según fuentes diplomáticas, Estados Unidos y Canadá han impulsado conversaciones sobre esta posible intervención internacional, pero hasta el momento no han mostrado intención de encabezar la operación y no se ha encontrado a ningún país con capacidad y disposición a hacerlo.
