Hace 60 años Republica Dominicana se liberó de la tiranía Trujillista

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El atentado contra Trujillo ocurrió en la posteriormente denominada autopista 30 de Mayo, cuando el gobernante se dirigía a su hacienda ubicada en San Cristóbal, en compañía de Zacarías de la Cruz, capitán del Ejército y su chofer.

New York.-Después de permanecer tres décadas en el poder, ejerciéndolo de modo absolutista, el tirano Rafael Leónidas Trujillo fue abatido a tiros la noche del 30 de mayo de 1961 por un grupo de dominicanos hastiados de sus crímenes y abusos.

La entonces ciudad la Ciudad Trujillo (hoy Santo Domingo de Guzmán) se preparaba para dormir cuando tronaron las descargas que cambiaron la historia de la República Dominicana, país sometido a la férrea voluntad del perínclito de San Cristóbal desde el 1930, cuando ascendió a la presidencia.

Según planteó el historiador Juan Daniel Balcácer, en su obra “Trujillo el tiranicidio de 1961”, el suceso “no fue fruto del azar ni de la improvisación”.

“Se trató, más bien, de una conspiración cuidadosamente organizada e integrada por personas no alineadas con organizaciones políticas adversas a la tiranía, a quienes les tomó casi tres años llevar a feliz término su proyecto tiranicida. Tampoco fue un complot carente de fines políticos concretos, como han sugerido ciertos autores”, escribió el autor.

La ejecución del complot estuvo a cargo de varios dominicanos, quienes encontraron respaldo y circunstancias favorables para concretar sus aspiraciones. El gobierno de los Estados Unidos entregó algunas armas a los conspiradores, pero no los apoyo por completo, según se ha documentado.

Balcácer recordó que “el gobierno de Ramfis Trujillo y Joaquín Balaguer, diestro en el manejo de la desinformación, se ocupó de denigrar a los integrantes del complot acusándolos de ambiciosos traidores y desleales al dictador Trujillo. “Esa campaña difamatoria rindió sus frutos y todavía es la época en que hay quienes descreen que los conjurados actuaron inspirados en ideales patrióticos”, agregó.

La escena del magnicidio

El atentado contra Trujillo ocurrió en la posteriormente denominada autopista 30 de Mayo, cuando el gobernante se dirigía a su hacienda ubicada en San Cristóbal, en compañía de Zacarías de la Cruz, capitán del Ejército y su chofer.

Antes, a las 8:00 p.m., Trujillo había visitado a su madre, Julia Molina, en su residencia de la avenida Máximo Gómez, esquina México, desde donde caminó en el malecón, acompañado por varios colaboradores: Miguel Ángel Báez Díaz, Arturo Espaillat, Rafael Paíno Pichardo, Johnny Abbes García, Luis Rafael Trujilllo (Nene), Augusto Peignand Cestero, el general José René Román Fernández (Pupo), jefe de las Fuerzas Armadas, y su edecán militar, el coronel Marcos Jorge Moreno. Al grupo se sumó Virgilio Álvarez Pina.

A las 8:25 p.m. los conjurados se hallaban en la autopista. Se distribuyeron en tres automóviles y se ocultaron para esperar la llegada de Trujillo. Antonio de la Maza, Antonio Imbert Barrera, Salvador Estrella Sadhalá y Amado García Guerrero aguardaban en un carro Chevrolet frente al Coney Island de la Feria. Huáscar Tejera y Pedro Livio Cedeño estaban en el automóvil Oldsmobile y Roberto Pastoriza, en otro marca Mercury.

Todavía, a las 9:30 p.m., los conjurados esperaban el momento decisivo. Diez minutos más tarde, el jefe salió de la casa de su hija Angelita, abordó su Chevrolet Bel Aire y se enrumbó hacia San Cristóbal. En efecto, tomó la ruta esperada y por fin los complotados vieron cuando el auto cruzó frente al majestuoso Teatro Agua y Luz y lo atacaron.

Antonio de la Maza detonó el primer disparo a las 10:00 de la noche e impactó en el cuerpo del dictador. Amado García Guerrero hizo otras descargas.

“Los tiranicidas se enfrascan en un combate a tiros con Zacarías de la Cruz, que dura unos diez minutos”, contó Balcácer.

El general Arturo Espaillat, tras escuchar el tiroteo, se acercó a la escena, pero fue conminado por su esposa a retirarse y regresar a la ciudad. En el interregno, Huáscar Tejera y Pedro Livio Cedeño se sumaron al ataque al escuchar los primeros disparos.

A las 10:10 p.m., Trujillo había dejado el mundo de los vivos, a pesar de que él y su chofer repelieron el ataque.

El cadáver del dictador fue colocado por Pastoriza y De la Maza en el baúl del Chevrolet negro, y regresaron a la ciudad.

Fuente Diario Libre

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