EFE-Madrid-España La OTAN enfrenta un futuro incierto, con Estados Unidos advirtiendo durante años que sus aliados deben incrementar sus inversiones en defensa para no cargar con la mayor parte de la responsabilidad. La presión aumentó con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, y voces como la de Elon Musk sugieren incluso la salida de EE.UU. de la Alianza. Ante esto, Europa ha comenzado a asumir un papel más activo en su propia defensa, evidenciado por un acuerdo para aumentar el gasto en seguridad y el respaldo a un plan de la Comisión Europea para rearmar el continente.
Aunque el efecto de estas medidas no será inmediato, los expertos aseguran que la UE se prepara para defenderse por sí misma, ya sea en colaboración con EE.UU. o de manera independiente si fuera necesario. Esto refleja una tendencia histórica, desde la distensión en los años 80 hasta los eventos de 2014 con la anexión de Crimea, que ha impulsado una mayor carga para los países europeos en el ámbito de la defensa. Sin embargo, aún hay países que no alcanzan el objetivo de gasto del 2% del PIB en defensa, lo que pone en evidencia los desafíos persistentes dentro de la OTAN.