Halloween, origen de la fiesta más terrorífica (y el de la calabaza como símbolo)

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Imagen externa

Los antiguos pueblos celtas solían realizar una gran ceremonia para conmemorar «el final de la cosecha». Esta celebración ocurría a finales de octubre. Esta fiesta fue bautizada con la palabra gaélica de «Samhain». (El significado etimológico es «el final del verano«.) Esto es porque durante esta celebración se despedían de Lugh, dios del Sol.

Esta festividad marcaba el momento en que los días se iban haciendo más cortos y las noches más largas. Los celtas, al igual que muchas culturas prehispánicas, creían que en Samhain los espíritus de los muertos regresaban a visitar el mundo de los mortales.

El año céltico concluía el 31 de octubre, en el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años de generación en generación.

La costumbre era dejar comida y dulces afuera de sus casas en manera de ofrenda. Por otro lado, era común encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y descanso junto a Lugh.

Cada año, diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente, desde finales de octubre y a inicios de noviembre, en las culturas de los países occidentales. En Asia y África, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.

Si existe una nación que festeja Halloween a lo grande esa es Estados Unidos. En este territorio, la celebración también llamada “Noche de Brujas” es todo un ícono cultural exportado al mundo entero.

Al caer la noche, las calles de ciudades y pueblos se llenan de niños disfrazados de monstruos y toda clase de seres fantásticos que salen a las calles para pedir dulces casa por casa. En este acto es tradicional la frase trick or treat (truco o trato) que los niños emiten mientras recolectan dulces.

Las casas, los colegios y otros edificios se adornan con todo tipo de objetos alusivos a criaturas sobrenaturales como vampiros, brujas, hombres lobo, muertos vivientes y figuras icónicas del cine de terror. No faltan tampoco las imágenes de tumbas, cementerios, arañas, gatos y calabazas.

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