El discurso en Twitter nunca ha sido precisamente cortés. Las voces más estruendosas a menudo opacan a las posturas más flexibles y moderadas. Después de todo, es mucho más sencillo lanzar un tuit lleno de ira contra un supuesto enemigo que buscar puntos en común, ya sea que se hable sobre niños transgénero o sobre béisbol.
En el caos que ha envuelto a Twitter —tanto a la plataforma como a la compañía— desde que Elon Musk tomó las riendas de la red social, se ha vuelto más claro que esto no va a cambiar en el futuro cercano. De hecho, es más probable que empeore antes de que mejore… si es que llega a mejorar.
Musk, y su equipo de leales de la industria tecnológica, llegó a Twitter hace poco más de una semana listo para destruir el nido del pajarito azul y reconstruirlo con su propia versión a una velocidad vertiginosa. No tardó en despedir a los principales ejecutivos y a la junta de directores, se instaló como el único director de la compañía (por el momento) y se autodenominó primero como “Jefe de Twitter” y luego como “Operador de la Línea de Quejas de Twitter”.
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En el caos que ha envuelto a Twitter —tanto a la plataforma como a la compañía— desde que Elon Musk tomó las riendas de la red social, se ha vuelto más claro que esto no va a cambiar en el futuro cercano. De hecho, es más probable que empeore antes de que mejore… si es que llega a mejorar.
Musk, y su equipo de leales de la industria tecnológica, llegó a Twitter hace poco más de una semana listo para destruir el nido del pajarito azul y reconstruirlo con su propia versión a una velocidad vertiginosa. No tardó en despedir a los principales ejecutivos y a la junta de directores, se instaló como el único director de la compañía (por el momento) y se autodenominó primero como “Jefe de Twitter” y luego como “Operador de la Línea de Quejas de Twitter”.
AP