La superestrella global Beyoncé Knowles-Carter dió inicio el pasado lunes en Inglewood, California, a su esperada gira mundial ‘Cowboy Carter’, un espectáculo que va más allá de la música para convertirse en una declaración cultural y política. Con una puesta en escena vibrante, mensajes de empoderamiento y simbolismos históricos, la artista celebró el legado afroamericano y el liderazgo femenino, reafirmando su lugar como una de las figuras más influyentes del entretenimiento contemporáneo.
Un espectáculo con raíces profundas y voz propia
Durante casi tres intensas horas, Beyoncé ofreció un show meticulosamente coreografiado que entrelazó canciones, narrativas y visuales potentes, rindiendo tributo a la historia de la comunidad negra en Estados Unidos, el evento se abrió con su interpretación del himno nacional estadounidense, mientras se proyectaban mensajes como: “Nunca pidas permiso por algo que siempre te ha pertenecido”, subrayando el derecho innato a la identidad y la libertad.
La escenografía y el vestuario se inspiraron en la iconografía estadounidense, con guiños al Viejo Oeste, a líderes de los derechos civiles y al patriotismo desde una mirada crítica y reivindicativa, Beyoncé, como lo ha hecho a lo largo de su carrera, fusionó arte y activismo, transformando el escenario en un espacio de conciencia colectiva.
La presentación incluyó momentos personales y simbólicos con la participación de sus hijas. Blue Ivy Carter, ya conocida por acompañar a su madre en actuaciones anteriores, formó parte del elenco de bailarinas, mientras que la pequeña Rumi Carter hizo su debut oficial en el escenario durante la interpretación de “Protector”, aportando un aire de ternura y conexión generacional que conmovió al público.
Uno de los momentos más comentados fue cuando Beyoncé apareció frente a micrófonos de prensa falsos para interpretar “America Has a Problem”, ataviada con un conjunto confeccionado con recortes de periódicos, esta imagen, cuidadosamente diseñada, fue vista como una crítica frontal a las tensiones sociales, el racismo estructural y los desafíos políticos actuales en los Estados Unidos.
Con más de 30 premios Grammy, múltiples récords de ventas globales, y una constante presencia en listas de las personas más influyentes del mundo según Time y Forbes, Beyoncé no solo es una cantante, sino una visionaria artística, empresaria y defensora de la equidad racial y de género. Su trabajo reciente con Cowboy Carter se posiciona como una extensión de ese compromiso: utilizar su plataforma global para inspirar, incomodar y transformar.
Desafíos Comerciales: Entre el Arte y la Economía
A pesar del impacto artístico y la resonancia cultural, la gira no ha estado exenta de desafíos financieros. Algunas localidades han experimentado baja demanda en la venta de boletos, con precios que han caído desde los $800 en preventa hasta los $20 en plataformas de reventa, esta situación ha generado debate en redes sociales, donde se compara el precio de las entradas con el costo de una comida rápida.
Aun así, los seguidores de la artista defienden que el verdadero valor del espectáculo no está en el precio, sino en el mensaje profundo que representa, Beyoncé sigue consolidando su legado no solo como intérprete, sino como voz emblemática de toda una generación que busca justicia, representación y cambio.