El diálogo entre los trabajadores en huelga del sector automotor de Estados Unidos y los gigantes del sector está en una «fase crítica», estimó el sábado Stellantis, fabricante de Jeep, mientras la presión política aumenta ante un conflicto que podría tener impacto en toda la economía.
Stellantis, General Motors y Ford, los «tres grandes» de Detroit, se ven golpeados desde el viernes por una huelga de alcance limitado por demandas salariales pero que, según el poderoso sindicato United Auto Workers (UAW), podría extenderse.
«Nuestro equipo negociador sigue trabajando día y noche y fin de semana» en busca de una solución «razonable», indicó el sábado Stellantis, formado por la fusión de Fiat Chrysler y el francés PSA Group.
Si las tratativas fracasan, se podría «poner en peligro la competitividad de la compañía, impactando negativamente a los trabajadores y comunidades».
No hubo respuesta inmediata del sindicato, pero una fuente de la UAW dijo a la AFP: «Tuvimos conversaciones razonablemente productivas con Ford hoy».
Hasta el momento 12.700 de los 150.000 trabajadores sindicalizados del sector están en huelga.
«Cuando los tres grandes fabricantes penaban por mantenerse a flote, mi gobierno y el pueblo estadounidense les apoyaron», sostuvo en redes sociales. «Y lo mismo hicieron los trabajadores del sector en la UAW, quienes sacrificaron paga y beneficios para ayudar a levantarse a las compañías».
«Hoy que nuestros fabricantes logran ganancias robustas, es tiempo de hacer lo correcto por esos mismos trabajadores», expresó Obama.
En cambio, el expresidente Donald Trump, que busca la nominación republicana para competir por la presidencia una vez más el año que viene, tuvo otro enfoque.