Transfuguismo: El accionar que se apodera del escenario político dominicano

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Estamos en el mes de los disfraces de terror y la lealtad se disfraza de tránsfuga, y que mejor escenario que el político para saber en qué consiste el transfuguismo.

Este es un fenómeno generalmente político, que se manifiesta como una distorsión al sistema democrático, al producir lesión que lleva a una organización política el traspaso de uno de sus representantes en escaños parlamentarios u otros cargos electivos a otro partido u organización. Lo que causa sorpresa tanto en los simpatizantes de la organización como en los que no lo son.

Hay otros que se la pasan entre «Lucas y Juan Mejía», aparentemente impasibles durante el proceso, esperando cuándo y a dónde saltar.

En la República Dominicana esta modalidad ha llegado para quedarse es increíble ver cómo los partidos se han ido desintegrando y perdiendo su esencia y verdadero sentido ya que cuando ven que sus intereses van hacer vulnerados la única forma que encuentran para defenderlo es cambiando de partido u organización política.

Es increíble ver cómo cuando un candidato a x posición sino sale electo patalea, se queja, manipula, amenaza y al final ejecuta yéndose a otro partido u organización.

Aquí en República Dominicana tenemos varios ejemplos el primero del PRD salió Bosch y creo al PLD, después del mismo PRD salieron varios partidos más encabezados por sus principales figuras como el del Toro de Hatuey de camps, el bloque institucional socialdemócrata BIS, Peña Guaba, el partido primero la gente, de Antonio Marte y el partido de gobierno Partido Revolucionario Moderno PRM así como del partido de la liberación dominicana surgió hace unos 3 años para 4 el Partido Fuerza del Pueblo. Todos creados de la inconformidad vivos ejemplos del transfuguismo que hoy se vive en el país.

El trasfuguismo, de acuerdo a algunos conceptos, no constituye de por sí un comportamiento social y políticamente condenable. Es común que una persona, por razones diversas, cambie de partido político en un determinado momento. Esto quiere decir que cuando ese paso se lleva a cabo por convicción, sólidos principios o impulsado por la patriótica intención de defender los mejores intereses de la nación o del bien común, vale la pena ser tránsfuga; pero si por el contario el cambio se origina con el propósito de adquirir dinero, cargos , poder u otro beneficio personal, entonces sí se debe condenar el transfuguismo y considerar a los tránsfugas como seres peligrosos, despreciables, oportunistas y carentes por completo de ideología, principios y sentimientos patrióticos, que es lo que está pasando ahora mismo en el país ya que casi diario el que no está de acuerdo con la dinámica de su organización política, no es electo para el puesto para el que se postuló y/o no le dan el ministerio o dirección que quiere amenazan con irse o simplemente se van,  el tránsfuga verdadero, cuando cambia, siempre elige el partido con mayores posibilidades de triunfo o lo que es lo mismo, el paso lo da siempre “pensando en lo mío”. Es por esa razón que quien ayer destacaba preñado de emoción, las virtudes de un determinado candidato, hoy lo satanice con los más despreciables epítetos.

El transfuguismo se puede ver como oportunismo, poniendo en dudas los ideales y principios de quién acostumbra o ejerce esta práctica.

El tránsfuga es un traicionero, hacia el partido y hacia sus compañeros de lista, pacta con otras fuerzas para cambiar o mantener la mayoría gobernante legalmente elegida en un certamen electoral.

En RD, se debe trabajar redacción de una “Ley de Transparencia Plena”, la cual debe consistir en buscar la igualdad a los actores políticos, otorgando los cargos de elección a los partidos y no a las personas.

 En Brasil el Supremo Tribunal de ese país falló en contra del tránsfuga, determinando que el mandato obtenido por un diputado en las urnas debe pertenecer al partido y no al individuo, estableciendo de esta manera el concepto de «fidelidad partidista»

Existen múltiples circunstancias por las que los políticos deciden abandonar una causa y admitir una nueva. Algunos consideran, al igual que en el ámbito militar, que hay una traición en ello considerando así al tránsfuga casi como sinónimo de traidor, pero para otros es representativo de un resurgimiento político.

En la actualidad la debilidad del liderazgo, permitió que en República Dominicana se promulgara el disparate de la ley de Partidos 33-18 para que regule esos entuertos porque se estaban llenando de odio y rencores los dirigentes políticos.

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