Para conocer el origen de la festividad más importante en los Estados Unidos, debemos remontarnos al 1620, cuando llegaron al país más de 100 colonos ingleses en el barco Mayflower. Los inmigrantes eran un grupo religioso inglés que, en descontento con el contexto político-religioso de su país, decidieron emigrar para desarrollar su religión en el Nuevo Mundo.
Los llamados Peregrinos se instalaron en el actual Estado de Massachussets, lugar donde durante el primer invierno pasaron hambre debido a las malas cosechas y mitad de la colonia murió por distintas enfermedades.
Durante la temporada primaveral, la tribu Wampanoag ofreció su ayuda a los colonos enseñándoles a cosechar maíz, pescar y cazar. En forma de agradecimiento por su abundante cosecha, en el otoño de 1621, los peregrinos decidieron compartir un banquete con los indios, donde -según dice la leyenda- sirvieron el tradicional pavo. Este festín fue nombrado como The America’s First Thanksgiving.
Sin embargo, no fue hasta el 1863 que el presidente de ese entonces, Abraham Lincoln, declaró esa fecha como feriado nacional. Una resolución de 1941 fijó el Día de Acción de Gracias al cuarto jueves de noviembre.
Día de Acción de Gracias: cómo se festeja en la actualidad
Con el tiempo, la connotación religiosa de esta fecha fue dejada de lado para convertirse en una fiesta nacional accesible para todo el mundo. La idea de la celebración es reunirse con los familiares para compartir bendiciones y dar las gracias.
El plato estrella para la comida es el clásico pavo relleno asado al horno. Este alimento suele ir acompañado del puré de papas, la salsa de arándanos, la batata y el pastel de zapallo. En algún momento los presentes se toman de la mano y agradecen por algo que les haya sucedido ese año.