Por: Camila Maria Reynoso Hernández y Sarah Burgos
Las funciones del cuerpo humano están relacionadas entre sí, por lo que alguna alteración en el organismo puede repercutir en otras. Este es el caso de la anemia ferropénica y el escorbuto, enfermedades que parecen ser completamente distintas, pero tienen mucho en común.
El ácido ascórbico es un tipo de vitamina hidrosoluble encargada de ayudar a la absorción del hierro en el estómago, colabora en la creación de los fibroblastos y osteoblastos para poder formar los tejidos conectivos y los huesos. Además, forma parte del proceso de creación de colágeno por medio de la hidrólisis de prolina y lisina (1). Debido a las múltiples funciones que ejerce, una ingesta de alimentos que no contengan esta vitamina puede causar una deficiencia de la misma recibiendo el nombre de escorbuto. El escorbuto se manifiesta de la siguiente manera: presencia de petequias, equimosis e hiperqueratosis, pelo en forma de tirabuzón, edema, sangrados con pérdida de piezas dentales, dolor en las extremidades debido a un defecto en la formación de la matriz ósea y alteración de la estructura del hueso con riesgo de fracturas alrededor de los núcleos (2).
El hierro es otro elemento importante para el funcionamiento del organismo. Las funciones de este elemento radica en que: es un factor determinante para la producción de la hemoglobina y mioglobina. Además, forma parte del proceso de respiración celular. Una deficiencia de este en el cuerpo puede traer consigo un tipo de anemia llamada ferropenia (3).
A parte de los síntomas previamente mencionados, la deficiencia de vitamina C viene acompañada de la anemia ferropénica, este es el tipo de anemia más común que aumentan la demanda de hierro, incrementan su pérdida o disminuyen su ingestión o absorción. Las situaciones en las que se presenta una mayor demanda de hierro son en las etapas de niñez y/o adolescencia y embarazo, siendo estos dos grupos de personas lo más vulnerables a padecer esta enfermedad. Las circunstancias que incrementan su pérdida son pérdidas de sangre abundantes como en la menstruación y hemorragias. Las condiciones en las que se produce una disminución de su ingestión o absorción son alimentación deficiente, malabsorción por patología y/o malabsorción por cirugía. Las manifestaciones clínicas de esta enfermedad son: fatiga, palidez, fisuras en las comisuras de los labios y uñas en cuchara (4).
¿Por qué la deficiencia de vitamina C normalmente viene acompañada de la ferropenia? Esta relación se basa en el mecanismo en cómo es absorbido el hierro en el organismo. El hierro entra como Fe+3 por medio de la ingesta alimenticia, pero el cuerpo sólo puede absorber como Fe+2. Para poder convertir este hierro férrico a ferroso y que llegue hasta la sangre, se necesita dos factores que se encuentran en el estómago: el ácido clorhídrico y la vitamina C. Por ende, podemos relacionar que una deficiencia de vitamina C provocará una absorción de hierro inadecuada, disminuyendo sus concentraciones (5).
Se ha demostrado que la primera causa de la deficiencia de vitamina C y la anemia ferropénica es la mala nutrición (6). Consideramos que esta problemática se ha vuelto más frecuente debido a la falta de información acerca de las funciones vitales que cumplen el ácido ascórbico y el hierro en nuestro cuerpo y la pobreza, siendo este último un factor inevitable para la incidencia de estas enfermedades, sin embargo, una de las recomendaciones que pudiese ayudar a mejorar esta problemática es la incorporación de alimentos ricos en estos dos compuestos en planes nacionales de alimentación.
Debido a lo común que son este tipo de padecimientos consideramos que se debe a la falta de información, recordarle a la población la importancia de consumir alimentos ricos en estos compuestos, como la vitamina C: frutas cítricas y jugos tales como naranjas, pomelos, toronjas, así como brócoli, papas horneadas, tomates, pimientos rojos y verdes, fresas, melón y kiwi (7). Los alimentos ricos en hierro son: carnes, mariscos, aves, cereales, panes fortificados con hierro, frijoles blancos y colorados, lentejas, espinaca, y gandules verdes, nueces y algunas frutas secas como las pasas de uva (8).
Referencias bibliográficas
1. Villagrán Marcelo, Muñoz Mirna, Díaz Fredy, Troncoso Claudia, Celis-Morales Carlos, Mardones Lorena. Una mirada actual de la vitamina C en salud y enfermedad. Rev. chil. nutr. [Internet]. 2019 Dic [citado 2021 Abr 17] ; 46( 6 ): 800-808. Disponible en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75182019000600800&lng=es. http://dx.doi.org/10.4067/S0717-75182019000600800.
2. Lawler M. What Is Scurvy? Symptoms, Causes, Diagnosis, Treatment, and Prevention [Internet]. 2021. Available from: https://www.everydayhealth.com/scurvy/.
3. Joann M. McDermid, Bo Lönnerdal, Iron, Advances in Nutrition, Volume 3, Issue 4, July 2012, Pages 532–533, https://doi.org/10.3945/an.112.002261
4. Clara Camaschella; Iron deficiency. Blood 2019; 133 (1): 30–39. doi: https://doi.org/10.1182/blood-2018-05-815944.
5. Wallace DF. The Regulation of Iron Absorption and Homeostasis. Clin Biochem Rev. 2016;37(2):51-62.
6. Britannica, The Editors of Encyclopaedia. «Scurvy». Encyclopedia Britannica, 5 Apr. 2017, https://www.britannica.com/science/scurvy. Accessed 17 April 2021.
7. Castillo-Velarde Edwin Rolando. Vitamina C en la salud y en la enfermedad. Rev. Fac. Med. Hum. [Internet]. 2019 Oct [citado 2021 Abr 16] ; 19( 4 ): 95-100. Disponible en: http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2308-05312019000400014&lng=es. http://dx.doi.org/10.25176/RFMH.v19i4.2351.
8. Beck KL, Conlon CA, Kruger R, Coad J. Dietary determinants of and possible solutions to iron deficiency for young women living in industrialized countries: a review. Nutrients. 2014;6(9):3747-3776. Published 2014 Sep 19. doi:10.3390/nu6093747.